Cuando los problemas nos parecen insolubles, cuando nuestra vida parece despeñarse irremediablemente, cuando nuestro lugar en el grupo de amigos, en nuestro trabajo, nos lleva a un estado de incertidumbre y de cinismo… es el momento de encontrar salida sencillamente cambiando la forma de hablar de nuestros problemas, de cambiar el tema de conversación, la forma de hablar, el tono, las palabras, las personas con las que conversamos o cambiar el momento, el lugar y el día en el que hablamos con ellas.
Antes, no hace mucho tiempo las personas se asustaban al hablar en público. Sólo los poderosos hablaban, o guardaban intencionadamente silencio. El resto callaban. En la actualidad la sociedad está llena de monólogos intranscendentes que se repiten hasta la saciedad en las redes. Monólogos que permanentemente nos sorprenden cada vez que abrimos nuestro Youtube, Facebook, Linkedin, Pinterest… y nos fuerzan a una conversación con nosotros mismos en la que no tenemos interés . Una conversación intrusiva que cada vez grita más: e-mail, posts, wahtsapp, vídeos, fotografías …
¿Cómo iniciar nuevas conversaciones transformadoras en este entorno?
(Continuará)