La gestión empresarial está intoxicada de emociones. Solo importa almacenarlas, conocerlas, cuidarlas todo con la intención de borrar las «negativas». Así, sólo así, resplandecerá la más valiosa de las emociones: la Felicidad. ¡Lo único que importa en la vida!
Parece que últimamente las personas nacemos para ser felices y todo lo que nos rodea ha de estar al servicio de nuestra felicidad. Ya no nacemos para vivir, eso nos parece poco, hemos de nacer para un fin más excelso, lograr la Felicidad.
Y así ocurre en el trabajo, jefes, vacaciones, salario, compañeros, tareas han de estar a nuestra disposición para que seamos enteramente felices. ¡Por supuesto que nosotros no a la de ellos!, ¡Faltaría más!
¡Ellos son los culpables de nuestra infelicidad!