En estos momentos ambos son de una inestimable ayuda, si sabes emplearlos a tu favor.
A los amigos no debes cansarlos con tus quejas, ni agobiarles pidiéndoles ayuda: déjalos, no los presiones, y ellos mismos actuarán. De este modo los seleccionarás, quedarán los buenos y te desprenderás por fin de los malos. Así sabrás quienes son tus verdaderos amigos. No les pongas en ningún compromisos, ni les pidas que te ayuden con otros, pues considerarán que de una pagan todas sus deudas contigo. Háblales de tal forma que ellos hagan lo que tú quieres, que hagan por ti.
Recuerda: no impongas lo que quieres, son ellos los que han de proponerte lo que deben hacer por ti. Esa es tu habilidad
Y con tus enemigos aléjate, pero no demasiado, lo justo para que no te dañen: entonces pensarán que eres diferente, que alguien te ayuda o incluso que eres más listo que ellos y te respetarán.
Si confundes a tus enemigos ellos se volverán tus aliados. Ninguna alianza es tan ventajosa como la que firmas con tu enemigo: el miedo le hará cumplir todos sus compromisos. Si sabes llevarle, te dará mucho más que tu amigo, como ejemplo ten presente la alianza entre Hitler y Stalin.
Recuerda: siempre guarda una distancia prudente pues es el diablo y al final te darán un zarpazo.