Descuidar es incitar.
Teoría de las ventajas rotas, Zimbardo
Hay muchos y maravillosos experimentos, que siempre nos sorprenden por su ingenio y nos hacen aprender de sus conclusiones.
Philip Zimbardo lideró algunos de los más conocidos como el de la cárcel en la Universidad de Stanford o el de las ventanas rotas. En este último caso probó a dejar 2 coches idénticos abandonados en distintos barrios. El primero lo dejó en el Bronx, zona pobre y conflictiva de Nueva York y el otro en Palo Alto, una zona rica y tranquila de California.
El coche del Bronx de inmediato fue vandalizado, le robaron todo lo utilizable y destruyeron el resto. El de Palo Alto se mantuvo intacto, hasta que pasada una semana, los investigadores rompieron una ventana. En ese momento se desencadenó el mismo proceso que en el Bronx: robo, violencia y vandalismo.
No era necesidad. La ventana rota transmite deterioro, desinterés y despreocupación que lleva a pasar por encima de las normas de convivencia.
Si no hay ley ni normas ni reglas, entonces “vale todo”.
En experimentos posteriores, James Q. Wilson y George Kelling, desarrollaron la “Teoría de las ventanas rotas”, que concluye que el delito es mayor en las zonas donde el descuido, la suciedad, el desorden y el maltrato son mayores.
Si se rompe una ventana de un edificio y nadie la repara, pronto estarán rotas todas las demás.
La teoría de las ventanas rotas fue aplicada por primera vez a mediados de los 80 en el Metro de Nueva York, en aquellos años el lugar más inseguro de la ciudad. Se comenzó de lo pequeño a lo más grande: grafitis,suciedad, ebriedad, viajeros sin billete, pequeños robos y desórdenes. Los resultados fueron evidentes, lográndose que este transporte fuese seguro.